jueves, 1 de marzo de 2012

Iker Piedrafita, voz y guitarra del grupo Dikers




«El nuevo disco es más maduro que los anteriores, pero en la línea Dikers»


Iker en el parque de Irubide. Foto: Natalia Somoza.
Txantrea Auzolan entrevista a Iker Piedrafita, voz y guitarra del grupo Dikers, que este mes de marzo saca a la venta su sexto disco –Casi nunca llueve–, grabado, mezclado y masterizado en verano del 2011 en El Sótano, estudio que Iker dirige en Artika. Dikers son actualmente: Iker Piedrafita, Ubaldo Puente (ex Dkuajo), bajo, y Sergio Izquierdo (ex Big Member), a la batería.

El 6 de marzo sale a la venta el sexto disco de Dikers, Casi nunca llueve ¿Cómo definirías este trabajo? 

No sé, supongo que todo el mundo acaba diciendo lo mismo, pero pienso que es un disco más maduro que los anteriores, manteniendo la línea que ha tenido siempre Dikers, aunque nunca haya sido una línea muy definida. Tenemos temas rápidos y lentos, es un poco seguir esa trayectoria y al mismo tiempo la evolución natural que pueda tener un grupo. 

Grabado, mezclado y masterizado en casa ¿mejor que en Finlandia? 

La verdad que en casa se trabaja a gusto, aunque también tiene una cosa mala, ya que el disco lo tenemos grabado desde septiembre, y como lo tengo a mano cada vez que me acercaba le daba un retoque nuevo y eso tiene un riesgo de cagarla, pero bueno, aunque le he dado un montón de retoques creo que todos han sido para bien. De esta manera se trabaja tranquilo, no tienes la presión de «tienes tantos días», y además ir a Finlandia es un dineral, a lo que se añade la presión de que tiene que quedar bien, y que tu curro depende del que está en el estudio. En casa tienes más tranquilidad. 

¿Qué nos vamos a encontrar en Casi nunca llueve

Doce temas –en la versión digital habrá trece–, con la evolución natural del grupo, en los que sobre todo hemos cuidado mucho la producción. Nos hemos puesto como meta grupos guiris como Nikelback, que en cuanto sonido es de lo mejor que hay ahora mismo, por lo que nos hemos puesto el listón un poco ahí, teniendo en cuenta los medios que tienen ellos y los que tenemos nosotros. 

Nuevo disco, nuevos compañeros, háblanos de Ubaldo y Sergio. 

Después del parón que hicimos, en el que yo participé en la gira de La Tierra está sorda de Barricada, al ir a retomar el tema, Iñaki fue el primero que dijo que no podía compaginar el curro con el grupo, le habían echado de un montón de trabajos por «culpa» de Dikers y no podía seguir, poco después fue Rikar el que lo dejó. Ubaldo y yo contactamos por medio de David Zarzosa, que me recomendó a Ubaldo de bajista y a él le habló de Dikers para entrar. Intercambiamos algún mail, quedamos un día, estuvimos hablando y tocando, vi que tocaba bien, y sobre todo que era una persona muy maja, ya que de cara a un grupo es casi más importante llevarte bien a que sea un gran músico. Con Sergio lo tuve muy claro, en cuanto dejó Rikar el grupo y Sergio los Big Member le dije: «vente p’aquí», lo conozco desde hace años y ha sido muy fácil tocar con él. 
Formación actual de Dikers. Foto: Alfredo Piedrafita.

Tenéis un mes de marzo de acústicos/presentaciones, tocando el 9 en Madrid ¿Cómo se lleva el mono de escenario? 

Pues mal, la verdad, estuvimos casi todo el año pasado sin tocar y con muchas ganas. Ahora tenemos una serie de acústicos, que bueno, están bien, pero no es lo del directo. En directo vas con los nervios, pegas cuatro botes, cuatro gritos y se te pasa, en acústico tienes que estar sentado, no es lo mismo, es un rollo como más de colegueo. No vamos a llevar ni batería, Sergio llevará un cajón, dos guitarras y punto, como unos colegas que se juntan en una bajera. 
En directo. Foto: Rebeca Panizo.

¿Qué sientes momentos antes de empezar un bolo? 

Nervios, muchos nervios… incluso llegando a la arcada muchas veces. 

¿Y después? 

¿Después? Satisfacción, sobre todo si ha salido bien. 

¿Cómo está el tema de conciertos actualmente, también aquí se nota la crisis? 

Se nota, sí, nosotros no tocamos mucho el año pasado, porque estábamos de parón y preparando el disco, pero según he oído a otros grupos se nota mucho, sobre todo en rollos de ayuntamientos, ya que habiendo crisis de donde primero cortan los presupuestos es de cultura. 

El grupo nace en 1998 ¿cómo surge Dikers? 

Empecé en casa haciendo temas, hay canciones del primer disco que compuse con trece años, que ahora lo escucho y ¡joder, con trece años! Pues eso, tenía unos cuantos temas grabados y un día estuvo aquí Joseba, que era el manager de Lin Ton Taun, me dijo que grabara una maqueta, para moverla por ahí, entonces la grabé, empecé a buscar gente para el grupo y en un mes ya lo tenía formado. Al poco llamaron de la discográfica DRO diciendo que querían escuchar más temas, y fue todo como bastante rápido, con dieciséis años grabé el primer disco. 

¿Recuerdas el primer concierto de Dikers? 

Lo recuerdo, sí, fue en el Cotton Club (Donibane), estaba lleno de colegas, sobre todo gente de clase, yo entonces estaba en Irubide, de modo que todos mis compañeros de clase y de la de al lado estaban ahí dando caña. 

¿Cómo es el cambio de tocar en el Cotton Club a hacer una gira por Alemania u otra con No Way Out? 

Cada concierto te lo tomas de una manera, estás nervioso en todos. Lo de la gira en Alemania fue bastante cansado, ya que hicimos doce conciertos en doce días, no hubo ni un día de descanso. Lo bueno es que íbamos en un autobús con camas, y como el chófer conducía de noche, llegabas, dormías, te despertabas en la siguiente ciudad y no tenías la pesadez del viaje. Teníamos todo el día para visitar la ciudad, hasta la tarde que era cuando hacíamos la prueba. Nos fue bien. A nosotros nos da igual tocar en el Black Rose que en el festival En Vivo ante 5.000 personas, cada concierto te pone nervioso, y a veces impone más un sitio pequeño, ya que tienes a la gente a medio metro, que un sitio más grande. 

¿Un bolo para el recuerdo? 

Tengo muy buen recuerdo del último En Vivo, en cuanto a acogida de la gente. Éramos el segundo grupo del día en tocar, la gente estaba con la resaca del día anterior, a 40º C, pensábamos que ni se animarían a ir y nos encontramos la sorpresa de que había 5.000 personas viéndonos, lo malo fue el calor, todo el sol en la cara… A medio concierto ya estaba mareado, pero tiramos para adelante. 
Iker con los Barricada en 1985.

A los dos años ibas a conciertos, con seis tocabas el piano, compones, escribes, tocas, has estado de gira con Barricada, tienes un estudio de grabación, en esto de la música… ¿qué te queda por hacer? 

Si pensara en algo por hacer, algo que me gustara, sería preparar bandas sonoras para películas, tengo aquí programas de simuladores de orquesta y me gusta mucho enredar en ese rollo. 

¿Cómo ves a Iker con 50 años? 

¿Con 50? Pues lo veo sobre un escenario, igual que los Barri. 

¿Qué música escuchas? 

Pues de todo un poco, me gustan mucho grupos de fuera y grupos de aquí, sobre todo rock, no me suelo salir mucho de ahí, aunque de vez en cuando escucho un grupo metal o uno pop, tampoco me pongo barreras. 

El primer concierto de tu vida que recuerdes. 

Pues no lo había pensado, recuerdo el Anaita, estar viendo a los Barri, de muy pequeño, y otro también en el Anaita, que estuve viendo a Anthrax con Clawfinger, a los que no los conocía ni dios y luego se hicieron famosísimos. 

¿Cómo ves el panorama navarro musical? 

Pues muy rico, yo tengo un estudio de grabación y por aquí están venga pasar grupos, de hecho hay varios estudios en Pamplona y por lo que sé están todos funcionando. Das una patada a una piedra y te salen cuatro grupos, y eso está muy bien. 

Foto: Natalia Somoza.
¿Qué recuerdos tienes de la Txantrea? 

Pues muchos, yo estuve viviendo unos doce años en Orvina III, estudié en García Galdeano y luego en Irubide. También en la Txantrea teníamos la bajera con todos los colegas. 

¿Un deseo para 2012? 

Pues que se arregle todo este marrón que tenemos encima. 

Autor: Fer de Iruña (Revista Txantrean Auzolan, marzo de 2012).

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