jueves, 10 de septiembre de 2015

Felipe Salanueva: agur eta ohore

Tras una larga enfermedad, rodeado del cariño de los suyos y los esmerados cuidados del personal de la Misericordia donde residía en sus últimos meses, Felipe Salanueva Santesteban nos dejó el 14 de agosto. 
Texto: Asier Urzai

Nació en Zubiri el 7 de agosto de 1938, hijo de María y Filomeno. Tenía dos hermanas con las que siempre ha mantenido estrecha relación. Cuando tenía dos años, la familia se traslada a vivir a la actual Avda. Pío XII, entonces un entorno rural conocido como la Carretera de Estella. Estudió en las Escuelas de San Juan. 
Desde pequeño tuvo dos grandes pasiones: el fútbol y la pelota. Precisamente fue en un reñido partido de fútbol en donde se rompió un brazo y por una negligencia médica se le quedó más corto. Esta tara nunca le impidió trabajar y esforzarse llegando, incluso, a ser considerado como uno de los mejores delanteros de entonces junto al nombrado Zoco. 
Estuvo en las filas del Tudelano, Iruña y terminó en el Chantreano (como entonces le llamaban). 
Lo que no pudo fue trabajar, como estaba previsto familiarmente, en el taller mecánico que su padre había montado en Villava y también se libró del servicio militar. Esto, lejos de ser un problema, supuso que con 21 años obtuviese la carrera de Magisterio a la que se dedicó con gran vocación. 
La familia se trasladó en 1962 a la Txantrea, a la calle Huarte Arakil y él fue destinado de maestro a las Ventas de Arraitz. Después a la naciente concentración escolar de Larraintzar de la que fue su joven director. 
En el año 1969 casó con Coro, una donostiarra con la que ha estado felizmente unido y con la que tuvo cuatro hijos, dos chicas y dos chicos. 
Precisamente para formar un nuevo hogar junto a su mujer, pidió el traslado laboral, que le fue concedido a las escuelas de Burlada. 
Se volcó intensamente en la pujante vida socio-política del pueblo en unos momentos históricos de gran fuerza. Se implicó, al calor de la parroquia obrera de San Blas, en el sindicato LAB, la naciente Herri Batasuna, la creación de la sociedad cultural Axular y junto a Eugenio Lecumberri (activo párroco de San Blas) colaboró, también, en los comienzos de la Granja Escuela Ilundain, preocupado porque los jóvenes tuviesen salidas dignas.
No olvido su afición futbolística y se esforzó como entrenador del Burladés. 
Colaboró activamente en la implantación de la Ikastola Paz de Ziganda. 
En 1983 llega nuevamente a la Txantrea y aquí traslada su hogar y su intensa actividad militante. 
Poco antes de jubilarse con sesenta años, se acogió a la posibilidad que tenía, como maestro, de estudiar euskera. 
En 1997 sufre en sus propias carnes el cruel zarpazo de la represión española contra la que siempre ha luchado, al perder en una trágica muerte a su hijo Unai. El Barrio y el movimiento insumiso se volcaron con la familia en esos duros momentos en los que dentro del dolor, Felipe acompañado de Coro y de los suyos, vivieron con entereza militante. 
Los que convivimos y militamos con él, recordamos su entrega abnegada por la causa vasca. Cuántas horas de trabajo incansable: pegando carteles que con esmero preparaba de antemano en aquellos canutillos, organizando autobuses para ir a los actos políticos (muchas veces se hacía cargo él de pagarlos), costeando los simpáticos regalos de las rifas en las cenas pro-anmistia, acudiendo a las encarteladas y preocupándose por los presos y sus familias.
Estaba en todo. 
Iturmendi era su oasis para el descanso del guerrero y allí, a los pies de su querida sierra de Aralar, pasaba largas horas jugando en el frontón con sus txikis. 
Felipe nos dejas el ejemplo de una vida de entrega militante y el testigo de tus hijas que te siguen la estela. 
Realmente te recordamos con cariño y nostalgia, como un ejemplo de lucha constante en favor de la libertad de tu amada Euskal Herria. Con razón los sones del «Eusko Gudariak» te despidieron en tu último viaje para surcar ágil, como en tus tiempos de hábil delantero, los cielos de nuestra Tierra. Tus cenizas se aventarán en Aralar como semillas que germinen en el día de nuestra independencia. Goian Bego!!

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