"Todos los días que llueve ocurre lo mismo y no nos hacen ni caso. Está continuamente cayéndose gente, las personas mayores ya ni se atreven a pasar", asegura María Carmen Sáenz, de la frutería Miró. Junto a ella, los miembros del Club de Jubilados y la propietaria de la tienda de chucherías que se ubican en este parque se quejan por la falta de atención que han recibido ante un problema que se lleva repitiendo en el barrio desde hace más de siete años. "Cuando hicieron esta plaza ya vimos que era muy lisa", observa Feli Rodríguez, vecina de la zona. "El suelo lo cambiaron aproximadamente en 2006, y desde entonces vienen repitiéndose las caídas y resbalones, pero cada vez se producen más", afirma Yolanda Aguado, que regenta el Club de Jubilados desde hace cinco años.
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